Mundo Cripto

Qué es un smart contract y para qué sirve

Qué es un smart contract y para qué sirve

Qué es un smart contract y para qué sirve

Sep 13, 2022

Share

Tiempo de lectura: 3 minutos

El mundo de las criptomonedas trae consigo diversos términos y modalidades desconocidas para quien todavía no se sumergió en él. Uno de los puntos indispensables a entender, si se quiere incursionar allí, es el de los smart contracts o contratos inteligentes. Como cualquier contrato tradicional, éstos son acuerdos entre dos partes, con una serie de objetivos y normativas a cumplir, aunque los que analizaremos a continuación tienen una serie de particularidades.

En primer lugar, los smart contracts son contratos que no requieren de intermediarios, es decir, se cumplen solos. ¿Qué significa esto? Que no están escritos en lenguaje convencional, sino que están escritos a través de scripts, o códigos informáticos, en expresiones de programación. De esta forma, constan de comandos que luego harán que los acuerdos se ejecuten. 

Si te preguntas cómo esto es posible, basta con entender que este tipo de contratos están almacenados en la blockchain. Este detalle hace que no puedan ser modificados, es decir, que sean inmutables. Además, garantiza que no sean corruptibles por terceros o por alguna de las partes, lo que los vuelve transparentes. Y, finalmente, implica que se gestionan por sí solos, lo que les brinda el carácter descentralizados. 

¿Quiénes pueden crear smart contracts?

Un smart contract puede ser creado tanto por personas físicas como jurídicas. Asimismo, lo pueden llevar a cabo máquinas o programas que funcionen de manera autónoma. Al estar almacenado en la blockchain, se aloja en diferentes ordenadores que funcionan simultáneamente. 

Éstos no dependen de las autoridades, pero sí son visibles por todos. Estas dos cualidades les brindan un carácter único por el que muchos confían más en ellos que en los contratos tradicionales. No se requieren ni abogados ni escribanos para establecer su validez. 

La historia de los smart contracts 

Si bien su nombre parece bien moderno y si de criptomonedas se trata solo podemos pensar en los últimos años, el término smart contract surgió en la década de los 90, más específicamente en 1995, cuando el jurista y criptógrafo Nick Szabo lo acuñó en un documento público. No obstante, todo quedó en pura teoría, dada la falta de avanzada en la tecnología de aquella época. 

Entonces, fue recién tras 15 años, en 2009, que su idea se hizo posible con la llegada de los bitcoins y su tecnología, la blockchain. 

Hoy en día, uno de los proyectos más reconocidos si de smart contracts hablamos es Ethereum. Se trata de una plataforma de computación distribuida basada en una blockchain pública como bitcoin, con la posibilidad de ejecutar contratos inteligentes P2P, es decir, sin servidores centrales, en una máquina virtual descentralizada llamada Ethereum Virtual Machine (EVM). Así lo explica el sitio academy.bit2me.com

Asimismo, la misma página menciona Lisk como otra plataforma para crear smart contracts. Ésta fue lanzada en 2016 y se presentó entonces como una de las mejores para ejecutar este tipo de acuerdos. Allí, el lenguaje de programación utilizado es Solidity. 

Por último, es importante tener en cuenta los oráculos, que son instrumentos para actualizar estados internos en este tipo de contratos inteligentes, lo que es posible a través de información externa, generalmente recaudada a través de APIs. Uno de sus usos, por ejemplo, puede ser para obtener la cotización de alguna acción o divisa. 

Desafíos

Como toda disrupción o tecnología que llega para romper con la tradicionalidad, se presentan desafíos. Y los contratos inteligentes no son la excepción. Por eso, su principal reto es el de amalgamar dos mundos: el tecnológico y el de las leyes. De esta forma, dependerá del país o jurisdicción qué validez tendrán estos acuerdos. 

Más allá de los desafíos que puedan presentar estos smart contracts, la realidad es que funcionan como herramientas ideales para que puedas prestar o pedir prestado dinero a un desconocido sin necesidad de acudir a entidades financieras o compañías que quizás velen por sus propios intereses. Gracias a blockchain, podrás firmar uno smart contract y el código se encargará de que se ejecute y se cumpla. 

El mundo de las criptomonedas trae consigo diversos términos y modalidades desconocidas para quien todavía no se sumergió en él. Uno de los puntos indispensables a entender, si se quiere incursionar allí, es el de los smart contracts o contratos inteligentes. Como cualquier contrato tradicional, éstos son acuerdos entre dos partes, con una serie de objetivos y normativas a cumplir, aunque los que analizaremos a continuación tienen una serie de particularidades.

En primer lugar, los smart contracts son contratos que no requieren de intermediarios, es decir, se cumplen solos. ¿Qué significa esto? Que no están escritos en lenguaje convencional, sino que están escritos a través de scripts, o códigos informáticos, en expresiones de programación. De esta forma, constan de comandos que luego harán que los acuerdos se ejecuten. 

Si te preguntas cómo esto es posible, basta con entender que este tipo de contratos están almacenados en la blockchain. Este detalle hace que no puedan ser modificados, es decir, que sean inmutables. Además, garantiza que no sean corruptibles por terceros o por alguna de las partes, lo que los vuelve transparentes. Y, finalmente, implica que se gestionan por sí solos, lo que les brinda el carácter descentralizados. 

¿Quiénes pueden crear smart contracts?

Un smart contract puede ser creado tanto por personas físicas como jurídicas. Asimismo, lo pueden llevar a cabo máquinas o programas que funcionen de manera autónoma. Al estar almacenado en la blockchain, se aloja en diferentes ordenadores que funcionan simultáneamente. 

Éstos no dependen de las autoridades, pero sí son visibles por todos. Estas dos cualidades les brindan un carácter único por el que muchos confían más en ellos que en los contratos tradicionales. No se requieren ni abogados ni escribanos para establecer su validez. 

La historia de los smart contracts 

Si bien su nombre parece bien moderno y si de criptomonedas se trata solo podemos pensar en los últimos años, el término smart contract surgió en la década de los 90, más específicamente en 1995, cuando el jurista y criptógrafo Nick Szabo lo acuñó en un documento público. No obstante, todo quedó en pura teoría, dada la falta de avanzada en la tecnología de aquella época. 

Entonces, fue recién tras 15 años, en 2009, que su idea se hizo posible con la llegada de los bitcoins y su tecnología, la blockchain. 

Hoy en día, uno de los proyectos más reconocidos si de smart contracts hablamos es Ethereum. Se trata de una plataforma de computación distribuida basada en una blockchain pública como bitcoin, con la posibilidad de ejecutar contratos inteligentes P2P, es decir, sin servidores centrales, en una máquina virtual descentralizada llamada Ethereum Virtual Machine (EVM). Así lo explica el sitio academy.bit2me.com

Asimismo, la misma página menciona Lisk como otra plataforma para crear smart contracts. Ésta fue lanzada en 2016 y se presentó entonces como una de las mejores para ejecutar este tipo de acuerdos. Allí, el lenguaje de programación utilizado es Solidity. 

Por último, es importante tener en cuenta los oráculos, que son instrumentos para actualizar estados internos en este tipo de contratos inteligentes, lo que es posible a través de información externa, generalmente recaudada a través de APIs. Uno de sus usos, por ejemplo, puede ser para obtener la cotización de alguna acción o divisa. 

Desafíos

Como toda disrupción o tecnología que llega para romper con la tradicionalidad, se presentan desafíos. Y los contratos inteligentes no son la excepción. Por eso, su principal reto es el de amalgamar dos mundos: el tecnológico y el de las leyes. De esta forma, dependerá del país o jurisdicción qué validez tendrán estos acuerdos. 

Más allá de los desafíos que puedan presentar estos smart contracts, la realidad es que funcionan como herramientas ideales para que puedas prestar o pedir prestado dinero a un desconocido sin necesidad de acudir a entidades financieras o compañías que quizás velen por sus propios intereses. Gracias a blockchain, podrás firmar uno smart contract y el código se encargará de que se ejecute y se cumpla. 

El mundo de las criptomonedas trae consigo diversos términos y modalidades desconocidas para quien todavía no se sumergió en él. Uno de los puntos indispensables a entender, si se quiere incursionar allí, es el de los smart contracts o contratos inteligentes. Como cualquier contrato tradicional, éstos son acuerdos entre dos partes, con una serie de objetivos y normativas a cumplir, aunque los que analizaremos a continuación tienen una serie de particularidades.

En primer lugar, los smart contracts son contratos que no requieren de intermediarios, es decir, se cumplen solos. ¿Qué significa esto? Que no están escritos en lenguaje convencional, sino que están escritos a través de scripts, o códigos informáticos, en expresiones de programación. De esta forma, constan de comandos que luego harán que los acuerdos se ejecuten. 

Si te preguntas cómo esto es posible, basta con entender que este tipo de contratos están almacenados en la blockchain. Este detalle hace que no puedan ser modificados, es decir, que sean inmutables. Además, garantiza que no sean corruptibles por terceros o por alguna de las partes, lo que los vuelve transparentes. Y, finalmente, implica que se gestionan por sí solos, lo que les brinda el carácter descentralizados. 

¿Quiénes pueden crear smart contracts?

Un smart contract puede ser creado tanto por personas físicas como jurídicas. Asimismo, lo pueden llevar a cabo máquinas o programas que funcionen de manera autónoma. Al estar almacenado en la blockchain, se aloja en diferentes ordenadores que funcionan simultáneamente. 

Éstos no dependen de las autoridades, pero sí son visibles por todos. Estas dos cualidades les brindan un carácter único por el que muchos confían más en ellos que en los contratos tradicionales. No se requieren ni abogados ni escribanos para establecer su validez. 

La historia de los smart contracts 

Si bien su nombre parece bien moderno y si de criptomonedas se trata solo podemos pensar en los últimos años, el término smart contract surgió en la década de los 90, más específicamente en 1995, cuando el jurista y criptógrafo Nick Szabo lo acuñó en un documento público. No obstante, todo quedó en pura teoría, dada la falta de avanzada en la tecnología de aquella época. 

Entonces, fue recién tras 15 años, en 2009, que su idea se hizo posible con la llegada de los bitcoins y su tecnología, la blockchain. 

Hoy en día, uno de los proyectos más reconocidos si de smart contracts hablamos es Ethereum. Se trata de una plataforma de computación distribuida basada en una blockchain pública como bitcoin, con la posibilidad de ejecutar contratos inteligentes P2P, es decir, sin servidores centrales, en una máquina virtual descentralizada llamada Ethereum Virtual Machine (EVM). Así lo explica el sitio academy.bit2me.com

Asimismo, la misma página menciona Lisk como otra plataforma para crear smart contracts. Ésta fue lanzada en 2016 y se presentó entonces como una de las mejores para ejecutar este tipo de acuerdos. Allí, el lenguaje de programación utilizado es Solidity. 

Por último, es importante tener en cuenta los oráculos, que son instrumentos para actualizar estados internos en este tipo de contratos inteligentes, lo que es posible a través de información externa, generalmente recaudada a través de APIs. Uno de sus usos, por ejemplo, puede ser para obtener la cotización de alguna acción o divisa. 

Desafíos

Como toda disrupción o tecnología que llega para romper con la tradicionalidad, se presentan desafíos. Y los contratos inteligentes no son la excepción. Por eso, su principal reto es el de amalgamar dos mundos: el tecnológico y el de las leyes. De esta forma, dependerá del país o jurisdicción qué validez tendrán estos acuerdos. 

Más allá de los desafíos que puedan presentar estos smart contracts, la realidad es que funcionan como herramientas ideales para que puedas prestar o pedir prestado dinero a un desconocido sin necesidad de acudir a entidades financieras o compañías que quizás velen por sus propios intereses. Gracias a blockchain, podrás firmar uno smart contract y el código se encargará de que se ejecute y se cumpla. 

Suscríbete al newsletter

Suscríbete al newsletter

y recibe todas las novedades de Ping.

Suscríbete al newsletter

y recibe todas las novedades de Ping.